¿Qué tal lleváis el fin de semana? Os traigo el relato de sofía para el concurso de relatos del blog , activo hasta el 7 de Noviembre ¿Ya os habeís apuntado? No , pues ¿A qué estáis esperando? El premio es un ejemplar de ´´La bestia``.
El relato de sofía se llama ´´El sueño de un escritor``
El
sueño de un escritor
Llevo
más
de un año intentándolo sin suerte, he escrito historias de amor, de
aventura e intriga, ninguna de ellas ha sido elegida por esos señores
de la editorial, ricos y arrogantes que solo se molestan en ver poco
más de dos páginas, que no saben apreciar nada bueno, solo quieren
originalidad, y la mía se ve que no les vale, pensé.
Meses
después terminé una historia que para mí era una porquería, pero
ya que más daba, podía arrojarme al precipicio con la esperanza de
que un helicóptero me recogiera, si mi paracaídas no salía a
tiempo de mi espalda. Era ya la quinta vez que probaba suerte con
alguna de mis obras. Quizá debería sentirme orgulloso de ello. No
lo sé. Me siento perdido, casi desesperado.
Mi
libro recién encuadernado, por la señora que encuaderna todas mis
obras, yace sobre la encimera de mármol. Mi obra. Mi vida. Un
pequeño libro de escasamente cien páginas.
El
mío tiene las tapas viejas, las más baratas, las únicas que me
podía permitir, las páginas sucias y amarillentas, ya que el papel
no era muy bueno y se me había caído al suelo unas cuantas veces de
los nervios que llevaba encima. En él estaba descrita la
desesperación de un escritor, el sueño de un niño, las
lágrimas de un adulto.
Por
más que alargo mis machacados y huesudos dedos no soy capaz de
alcanzarlo. Me siento cansado, tantos intentos y nada, nunca me
rindo. Apoyo mis manos sobre la encimera de mármol y acaricio al fin
sus tapas. Lo abro, intento leerlo, pero las palabras se apelotonan
en mi mente, se confunden, se esconden... Me queda poca esperanza en
mi ser, vivo casi en la miseria por ese sueño mío, de ser escritor,
vivo casi como un pobre, no tengo casi que comer porque todo lo gasto
en esas encuadernaciones que intento que sean mi fuente, mi enchufe
como dicen muchas personas modernas, para entrar en una editorial.
Mucha gente me decía que era estúpido intentar ser escritor, otra
me apoyaba, pero yo no escuchaba a nadie solo a mi corazón que decía
que si quería algo debía luchar por ello.
Lunes
por la mañana temprano.
Como es lógico, me tomé un café caliente, algo que me mantendría
despierto lo suficiente para no dormirme hasta la hora de la comida.
Me coloqué mi vieja gabardina marrón oscura y mi sombrero marrón,
tomé mi libro, lo sacudí un poco para quitarle cualquier mota de
polvo que llevase, muchas no debería de tener, lo recogí ayer de la
encuadernación, y lo alisé; busqué un sobre grande de papel y lo
introduje en él. Cuando estuvo en su lugar lo cerré con un pequeño
fragmento de celo. Me coloqué el gran sobre debajo de mi axila
derecha, me aseguré de que estaba bien colocado y emprendí el viaje
que tanto conocía.
Pase
por medio de una plaza donde apenas
había personas esta mañana. Sería porque el día no daba indicios
de ser muy caluroso o porque las nubes no dejaban paso al sol y
continué hacia delante, gire a la derecha un par de veces y llegué
a mi destino. Ese lugar que no me daba miedo, sino que me imponía
respeto, ya que ellos me podían cambiar el destino, de ellos
dependía mi ser, cumplir mi sueño o continuar en el anonimato. Tomé
una bocanada de aire y llamé al timbre. Una voz femenina contestó y
después de decir mi nombre, me abrió, ya no hacía falta
preguntarle a sus jefes si me dejaban pasar. Ya me conocían, es más
nadie se molestaba en pedirme datos. Subí hasta el segundo piso y
toqué el timbre de la casa con la letra A, de adinerados, como decía
siempre que entraba por esa puerta.
Entré,
me quite mi sombrero y mi gabardina, la gabardina
la doble un poco y la estiré sobre mi brazo, y puse mi sombrero
sobre mi gabardina y me encontré con el jefe de las editoriales. Un
hombre bastante alto, con el pelo negro y un enorme bigote negro,
ojos oscuros metidos en dos grandes cuencas, que llevaba un traje
elegante como debía ser. En cambio, yo con esos viejos vaqueros,
esta camiseta de cuadros que tiene tantos años y mi gabardina y mi
sombrero, algo anticuados. Me pidió sin palabras solo con un simple
gesto, mi trabajo, y yo se lo entregué. Miró dos páginas, solo dos
páginas, nada más que dos páginas, leyó el principio, se metió
en su despacho, encendió un puro de esos caros que solo se podían
permitir los hombres ricos de su clase. Por un momento pensé en que
quemaría mi trabajo, pero no fue así, fue mucho peor me lanzó mi
trabajo a la cara, eso me pilló por sorpresa y qué decir, mi cara
se puso roja de ira, mas mi vergüenza se sumó a ello ya que no solo
me había lanzado el trabajo a mi cara, sino que me había
avergonzado delante de todos sus trabajadores. Cogí mi trabajo, lo
introduje de nuevo en el sobre y me lo llevé.
Salí
de allí enfadado, no solo eso, herido. Yo me había esforzado, era
original y eso no le bastaba. Estaba harto, no sabía qué corregir
ni qué era lo que buscaban. Ahora ya no lo sabía. Antes sabía que
eran historias nuevas, pero ahora ¿qué buscaban?
Toqué
mis bolsillos y apenas llevaba dos míseras monedas. Con eso ya no
tendría para lo que quedaba de mes y decidí entrar en el primer bar
que vi. Era un bar de estilo moderno, pero de paredes viejas como sus
trabajadores y sus jefes.
Entre
y pedí que me sirvieran un vasito de coñac. Con un par de ellos se
me olvidaría todo lo pasado. Tomé el vaso con una mano y me lo bebí
de un trago. Volví a pedir otro e hice lo mismo, pero aún no había
olvidado y seguí pidiendo chupitos hasta que me caí de la silla. El
dueño del bar me echó de allí y me sacó a la calle. En poco
tiempo, estuve empapado porque la lluvia no perdona a cualquiera y
ese día no era el mío. Llovía a cántaros por no decir que parecía
que iba a ser el diluvio universal.
Me
intenté
levantar del suelo, ya que el dueño del bar me tiró al suelo, pero
no lo conseguí y me arrastré por el mismo. Recorrí los ríos de
agua que se formaban en el suelo. Era un borracho sin rumbo, bajo las
gotas de agua que caían sin cesar, arrastrado estaba y sin nada en
que tener esperanza. El frío me congelaba las articulaciones, me
encontraba enfrente de un parque y vi un ángel o eso me pareció.
Miré mejor ya que lo del ángel sonó un poco loco o desequilibrado
por mi parte y vi un hombre que vestía una chaqueta blanca. Se
acercó a mí, me ayudó a levantarme y me miró. Yo le conté mi
triste historia, esa de un escritor sin éxito que al final acabó
con sus obras restregadas por la cara y él me pidió que le enseñara
esa obra tan desastrosa como creía el editor. Yo se la enseñé con
algo de vacilación ya que el alcohol me empezaba a hacer efecto, lo
saqué del sobre y él lo leyó debajo de la lluvia. No le importó
mojarse.
El
señor o ángel me dijo estas palabras: Yo no soy un niño y no tengo
sueños de niños, yo no soy un escritor desesperado, pero con esta
narración me he convertido en uno. No soy ni un niño ni un
escritor, soy un adulto al que tu historia ha hecho llorar porque tu
desesperación te ha inspirado esta novela, una novela que cuenta lo
que sufren y han sufrido muchos escritores, y qué decirte, pero tú
no eres un escritor impopular, sino que vas a llegar a alcanzar
millones de corazones porque tu historia es una historia de verdad no
es una historia que solo se encuentre en tu mente. Tu historia
llegará hasta aquí –dijo- y se señaló el corazón.
- Gracias Sofía por participar , que tengas mucha suerte :)
Me encanto, tú relato mucha suerte ^^, por cierto estas totalmente invitada a mi blog, espero me visites y de paso quiero preguntarte si te gustaría afiliarte conmigo?
ResponderEliminarBesos, feliz Halloween
Precioso y muy realista. Es tan detallado, tan profundo...que es imposible no sentir pena por el protagonista o sentirse identificado con él.
ResponderEliminarFelicidades!
Me encantoooo el relato sofía sigue así porque me encantaa... :D Espero que tengas mucha suerte
ResponderEliminarMuy bueno Sofia! el mejor de todos
ResponderEliminarMe gusta. Lo voto!
ResponderEliminarMe gusta, Sofía. ¡Lo voto!
ResponderEliminarVoto por Sofía, me gusta.
ResponderEliminarvoto por Sofía, suerte...
ResponderEliminarque talento tienes..... cuanto me encantaria escribir algo tan genial como lo que tu escribes :D animo de seguro ganaras , el relato esta muy bueno sige asi :D
ResponderEliminarVoto por sofia... me encanta
ResponderEliminarUn voto para Sofia... suerte
ResponderEliminarVoto por Sofía!!!! Me gusta su relato!!!
ResponderEliminarVoto por tu relato.. me gusto mucho!
ResponderEliminarVoto por Sofía.... verdad que era así!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarun voto para Sofía...¡me encanta!
ResponderEliminarUn voto para Sofia... suerte!!!
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