Cuenta atrás
10. Se había activado. Los cables de colores salían del
aparato dándole una apariencia casi cómica, como si una peluca de payaso
descansara burlona sobre aquella caja negra. En contraste, esa caja era la que
iba a acabar con su vida.
9. La cuerda se clavaba en sus muñecas dolorosamente,
anclándole a la silla e impidiéndole el menor movimiento. Al inclinarse hacia
delante el pelo le cayó sobre los ojos desgreñado, pero esa era la menor de sus
preocupaciones. Los números rojos señalaban su final.
8. Sin tan solo... Si pudiera liberarse de sus ataduras
podría hacer algo, huir o desactivarlo; toda alternativa era más atractiva que
aquella impotencia que le colmaba de ganas de gritar.
Recordó cómo
había llegado a aquella situación. En un callejón oscuro, cuando la noche hacía
tiempo que había sumido la ciudad en la oscuridad, fue testigo de un asesinato.
Y ahora iba a ser la víctima.
7. Una puerta se abrió a su espalda. Giró la cabeza,
esperanzado, quizá habían venido a salvarle; pero lo que vio le supuso lo que
el dolor de una puñalada en el pecho. Una chica avanzaba hacia él con las manos
a la espalda escoltada por uno de los hombres que lo había retenido a él. Las
lágrimas corrían por sus mejillas.
6. -Yo también lo vi -le explicó la chica en un susurro
quebrado. El hombre salía ya del almacén habiendo atado a la muchacha en una
silla a la espalda de Jack-. Te seguí para disculparme cuando discutimos... Por
eso estaba allí.
Jack expiró con
fuerza pero no habló. No intentó tranquilizar a Kim asegurándole que saldrían
de esta. Los dos sabían que no era cierto. Por su culpa Kim moriría junto a él;
todo por una estúpida discusión.
5. Kim buscó su mano y la apretó con fuerza. Estuvieron
en silencio el minuto que duraba en sucederse cada número, y mientras tanto Jack
tomó una decisión.
4. El muchacho forcejeó contra sus ataduras con mucha más
fuerza que antes. Hacía dos minutos, se había resignado a la muerte, iba a
dejarse llevar porque sabía que era inútil. Pero ahora todo había cambiado. No
iba a permitir que Kim muriera allí. Solo pensar que no volvería a sonreír con
aquellos ojos brillantes le hacía estremecerse de horror y desear salvarla a
cualquier precio.
3. Las cuerdas cayeron al suelo. El precio de aquello
eran las heridas de sus muñecas; la consecuencia: la salvación de Kim.
Sin duda merecía
la pena.
Jack se levantó
de un salto y empezó a manipular las ataduras de la chica con histérica
precipitación. Quedaba tan poco tiempo...
2. Soltó un taco entre dientes. El nudo que retenía a Kim
estaba hecho con manos expertas, mucho mejor atado de lo que había estado el de
Jack.
-Vete tú -dijo
Kim mirándolo con aquel brillo especial en los ojos que conseguía derretir a
Jack por dentro-. Sálvate, por favor.
-No sin ti
-replicó Jack sacudiendo la cabeza. Iba a salvarla, porque si no nada merecería
la pena.
Pero el nudo no
cedía, y sólo quedaba un minuto.
1... y 0
La explosión fue
atronadora. Las sillas saltaron por los aires, las cajas que se apoyaban contra
las paredes del almacén esperando su próximo destino temblaron, amenazando con
caerse. El suelo sobre el que había estado la bomba estaba ahora tapizado de
una capa de gris hollín que formaba círculos concéntricos. La firma que había
dejado la bomba perduraría largos años en aquel edificio como único recuerdo de
lo que había sucedido aquel día de septiembre.
Cuando la
policía llegó al almacén, alertados por el ruido, se sorprendió al encontrar a
dos muchachos acurrucados tras unas cajas con los rostros cubiertos de ceniza.
Temieron que estuvieran muertos, pues nadie podría haber sobrevivido a
semejante explosión tan cerca de su foco.
Sin embargo, ante
las miradas de los agentes, sus brazos se buscaron y se fundieron en un abrazo.
Estaban vivos.
-Gracias Sil por participar :)
es genial, nunca se me hubiera ocurrido un relato así.
ResponderEliminarenhorabuena y mucha suerte :)
está muy original!
ResponderEliminarGracias :)
ResponderEliminarMe encanta como has desarrollado la historia como una cuenta atrás. Muy acertado, además, tratando la trama de una bomba a punto de estallar.
ResponderEliminarMuchas felicidades!